Si alguien me pregunta alguna vez por una película BELLA de veras en la historia del cine, contestaré siempre "Cinema Paradiso".Y si alguien me pregunta por una muy buena historia sobre "cine dentro del cine", mi respuesta seguirá siendo la misma; "Cinema Paradiso".
Película bonita de principio a fin. ¡Ojo! Hay dos ediciones de éste film, una con 45 minutos más que la otra, que explica muchas cosas que en la original se quedaban un poco "cojas". Eso sí, cada cual es libre de ver ó no esa versión más larga, porque a quien no le apasione el cine como a mí, puede parecerle un poco pesada. En cualquier caso, la película es preciosa igualmente tal cual se estrenó en su día. Cuenta la tierna historia de un niño que queda cautivado por la labor del hombre que proyecta las películas en el cine de su pueblo, llegando a desempeñar ese mismo trabajo, e incluso, con el tiempo, a dirigir sus propias películas. De hecho, el film comienza cuando el afamado director recibe la noticia de la muerte del viejo proyeccionista, y recuerda su infancia al lado de ese hombre que le enseñó a amar el cine, al igual que su juventud, en que el amor por una mujer le hace olvidar por momentos esa pasión suya por el séptimo arte.
"Cinema Paradiso" ganó el oscar a mejor película de habla no inglesa en 1989. La interpretación de Philippe Noiret en el papel del viejo Alfredo, le valió varios premios. El niño que hace de Totó en su infancia, Salvatore Cascio, es tierno de veras, (no repelente como muchos en el cine de hoy día, además de fatal doblados en mi opinión), y Jacques Perrin, Totó de mayor, está también muy bien. Hay que decir que éste actor entonces, es hoy director de documentales muy elaborados como "Nómadas del viento". Todo el reparto en general está muy bien, incluídos los habitantes del pueblo de Totó, y en especial el que será dueño del "Nuovo Cinema Paradiso", encarnado por Enzo Cannavale.
A destacar la EXCELENTE banda sonora de ésta película, compuesta por Ennio Morricone, que a mí, particularmente, me emociona hasta hacerme llorar sólo con escucharla y recordar las secuencias correspondientes a cada tema en la película. Una de esas secuencias que más recuerdo es cuando Alfredo proyecta la película en la plaza del pueblo, para que todos puedan verla. La cara del niño es un poema en ese momento. Se me ponen los pelos de punta sólo de recordarla. O cuando Totó juega con los negativos de las películas, la música en esos momentos es PRECIOSA. Siempre diré que no es una película triste ni dramática, sino bonita y emotiva. El final es de lo más bello que he visto en mi vida.
En definitiva, es la película que recomendaría siempre antes que ninguna otra, y mira que me apasiona el cine y me gustan muchas, cada cual en lo suyo. Con eso está dicho todo, y mi nota para ella es un 10.
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