domingo, 18 de abril de 2010

"ZOMBIE" (Dawn of the dead, 1978)

Fué de las primeras películas de terror que casi ví completa cuando era un crío, como de unos diez o doce años. No fuí capaz entonces de terminarla, porque había cosas durillas y desagradables en ella. Unos años más tarde la ví completa, y desde entonces me ha fascinado siempre.

"Zombie" para mí es una película de aventuras, casi como de cómic, apocalíptica y tremendamente cautivadora. Los muertos vivientes probablemente no den miedo en apariencia, pero la sóla idea que alguna vez un ser querido fallecido volviese a la vida como un ser sin sentimientos, irracional, un animal ávido de comer carne humana, es algo de por sí escalofriante. Las películas de zombies por antonomasia son las George A. Romero, el cual critica de manera evidente un montón de cosas de la sociedad de cada época en que se hicieron. En ésta, la principal crítica es hacia el consumismo. Los muertos vivientes vuelven al centro comercial donde se pasaron buena parte de su vida, atraídos por la música, los colores y lo llamativo en general de los escapartes de las tiendas. Realmente, (y ésto es lo escalofriante), no hay mucha diferencia entre lo que hacían en vida y lo que hacen ya muertos. Es todo rutina. Ellos son nosotros y nosotros somos ellos.

"Zombie" cuenta cómo el mundo está siendo invadido por muertos vivientes. Cuatro personajes fundamentales en la trama, huyen a un gran centro comercial, en donde se refugian por un tiempo de todos esos peligros. Son dos geos, un piloto de helicóptero, y su mujer, la cual trabajaba en la televisión. Tienen a su alcance de todo; armas, comida, herramientas, juegos de ocio... el problema es que no pueden o no deben salir de alllí, por lo que estudian bien el edificio en su totalidad, se libran de los zombies que por allí dentro pululaban, y cuando ya lo tienen todo controlado... al final, (y no lo desvelo)... básicamente nos hacemos la puñeta entre humanos, es decir, que ante una situación límite, lejos de luchar juntos por salir adelante, los pocos supervivientes que quedan se hacen la vida, (ya de por sí difícil), poco menos que imposible.
Es la moraleja en éste tipo de películas, aunque también en las de extraterrestres que invaden la Tierra, ó las de catástrofes naturales; en situaciones límite, a veces, sacamos lo peor que hay en nosotros, ú otros sacan lo peor que hay en ellos.

De lo mejor de la película es cuando la mujer pide a los tres hombres que la enseñen a disparar y a pilotar el helicóptero, para, en caso de verse sóla, poder defenderse y huir si fuese menester. También a destacar la parte final, tremenda, en que cambian las cosas de forma radical a como las estábamos viendo. Los dos personajes que encarnan Scott Reiniger y Ken Foree, es decir, los geos o "swats", aportan seguridad, pero al mismo tiempo, inestabilidad, sobre todo el primero de ellos. La música "psicodélica" de "Goblin", el grupo italiano, es inquietante y 100% adecuada a la atmósfera siniestra de la película. Por último, y no menos importantes, los maquillajes y los efectos de explosiones de partes de la anatomía de los zombies y de algunos "vivos", por parte de Tom Savini, que son espectaculares y demenciales para la época. El único fallito, (aunque perdonable), es el tono azulado en los rostros y el cuerpo de los muertos vivientes, pero superada la primer impresión, no afecta en nada al resultado final, que es muy bueno.

Con ésta película especialmente me pasa una cosa; dura unos 115 minutos, en el montaje europeo, un poco más en el americano, y casi dos horas y media en el montaje del director... pero en todas piensas "¡qué pena que no dure más!". Siempre hay ganas de más en una historia así, y por eso me gusta tanto.

Un 10 le doy a ésta obra maestra del cine fantástico y de terror, que ofrece de todo; suspense, acción, drama, gore, humor, aventuras, crítica social... es lo más completo que puede verse. No puedo evitar recordarla cada vez que piso uno de esos centros comerciales, hoy tan abundantes.

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