sábado, 17 de abril de 2010

"LAS VERDES PRADERAS" (1979)


Siempre diré que el cine de Jose Luis Garci me gustaba mucho más antes que ahora, es decir, en los setenta y ochenta infinitamente más que las últimas tres décadas.


"Las verdes praderas" es la historia de amor más bonita que jamás haya visto plasmada en la pantalla grande... ¿y por qué?.. pues porque no es la típica película "chico conoce a chica, chico se enamora de chica, chica le corresponde y final feliz"... NO. Es la historia de una pareja madura, ya casada y con hijos, que se quieren pese a las adversidades, que no son pocas. Jose Rebolledo (Alfredo Landa), es un trabajador nato, con una paciencia infinita, el cual intenta disfrutar cada fin de semana con su mujer, Conchi (María Casanova), y sus hijos, en un chalet en la sierra. Pero las visitas de la familia, con un molestísimo cuñado y una aún más impertinente suegra (Irene Gutierrez Caba), y el que, a pocos metros de su lugar de retiro y sosiego, también pasen los fines de semana su jefe y su compañero de trabajo, ambos arrogantes que constantemente infravaloran a Rebolledo, hacen que la vida de la pareja, (sobre todo el pobre y santo Rebolledo), sea poco menos que una tortura o una condena.

El título, "Las verdes praderas" es pura ironía, pues esas "idílicas" verdes praderas son en realidad un campo de minas para la felicidad. La película contiene verdaderas putadas al protagonista. Por ejemplo... ¿que quiere descansar después de pasar una tarde apasionante de mus con su suegra y su cuñado? No, porque dicho cuñado ha perdido las llaves de su vehículo y por ello al pobre Rebolledo no le queda otra que llevar a todos en su coche a Madrid, para volver luego a la noche.. y de ahí.. ¿a la cama? Tampoco, porque tiene que ir de invitado al cumpleaños de la mujer del jefe... y así.. de principio a fin.
Pues bien... en ese final, un diálogo MEMORABLE de Rebolledo con su Conchi, llega el momento álgido del film, con frases como éstas del personaje de Landa (más o menos textuales pero honestas en cualquier caso); ".. y un día te mueres, y se te queda esa carita de gilipollas, porque es que nunca has hecho lo que realmente querías.." ó "...y te das cuenta que has trabajado para Phillips, para Zanussi, para el Corte Inglés y su puta madre..", a lo que la mujer responde "Yo también he renunciado a muchas cosas.." y Rebolledo la termina diciendo "No, si no te digo nada, si lo único que he hecho a mi gusto ha sido casarme contigo" y ella "Y yo". La habré visto como diez ó doce veces, pero nunca dejaré de emocionarme con ésta secuencia. Y también con el final, que no desvelaré, pero que si diré que en su día fué aplaudido en los cines donde se proyectaba. Es exagerado quizás, pero un servidor probablemente haría lo mismo que hace la protagonista.

Mi nota personal para ésta película es un 10, tanto por la verdad que transmite el reparto como por la historia que se cuenta.

1 comentario:

  1. Que recuerdos ... merecemos una segunda oportunidad en el tunel de el tiempo

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